El director del Banco de Pagos Internacionales advirtió que años de lucha contra las crisis económicas han creado condiciones que están sobrepasando los límites de la estabilidad en lo que se refiere al sistema financiero internacional.
Agustín Carstens, director general del BPI, apodado el banco central de los banqueros centrales, afirmó que esta “región de estabilidad” no está definida por las tasas de interés o los niveles de deuda, sino que en ella influyen a lo largo del tiempo las fuerzas políticas y tecnológicas y las políticas macroeconómicas.
Los bancos centrales de todo el mundo han estado subiendo las tasas de interés para luchar contra la inflación.
Sin embargo, en un discurso pronunciado en la Universidad de Columbia, Carstens afirmó que para evitar un “régimen de alta inflación” a largo plazo puede ser necesario mantener las tasas más altas y durante más tiempo de lo que se pensaba, incluso a costa de ralentizar las economías.
Las deudas acumuladas durante la crisis financiera mundial y, más recientemente, la pandemia de Covid-19, también están complicando la tarea de los bancos centrales.
Algunos ya están recibiendo presiones políticas para frenar las alzas de tasas y garantizar que el costo del servicio de la deuda no se dispare. También enfrentan grandes pérdidas -al menos sobre el papel- en los billones de dólares, o euros, en bonos emitidos para tratar de impulsar sus economías durante las crisis, lo que significa que los gobiernos ya no están recibiendo una parte de los beneficios que esas compras generaron.
“Estos riesgos son importantes”, según Carstens.
Otro reto importante es la inestabilidad financiera. Desde la década de 1970, en cerca de una quinta parte de los casos, las tensiones bancarias han estallado aproximadamente tres años después del inicio de un ciclo mundial coordinado de alzas de tasas de interés.
Los mayores aumentos de la inflación y los niveles más altos de deuda del sector privado hacen que las tensiones sean cada vez más probables, añadió Carstens, señalando que ésta ha sido la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en que un aumento importante de la inflación se ha producido cuando los niveles de deuda son tan altos.