Fueron necesarios más de una veintena de militares para sacar el tanque del sótano de la propiedad del individuo, quien aseguró que se había limitado a comprar el tanque en Reino Unido y que era “una chatarra”.
Sin embargo, el fiscal del caso, Thorsten Wolke, ha explicado que el tanque fue restaurado por el acusado, lo que significaría una violación de la Ley de Control de Armas de Guerra y otros delitos relacionados con armas; una infracción que es castigada con un mínimo de un año y un máximo de cinco años de prisión.
Los expertos del tribunal creen que solo el cañón antiaéreo puede ser considerado como un arma de guerra y que ninguna de las otras armas incautadas funcionan.