El 747 fue en el pasado la elección de los ricos y glamurosos, e incluso de la realeza. En muchas películas, entre ellas el clásico de James Bond de 1973 “Live and Let Die”, aparecía el avión, o decorados que parecían la sala de primera clase de su nivel superior. El 747 ha sido el Air Force One desde 1990. Dos aviones ya ensamblados se transformarán en la próxima generación del avión presidencial. Esos aviones no se entregarán hasta dentro de al menos cuatro años debido a los retrasos.
Aparte de ese uso, los días del 747 como avión de pasajeros han quedado casi completamente atrás. Las compañías aéreas se han alejado de los aviones con cuatro motores devoradores de combustible como el 747. Su rival Airbus abandonó su propio jumbo de dos niveles, el A380, en 2019.
Boeing había señalado en 2020 que dejaría de fabricar el 747, incluso en su forma de carguero, ya que los clientes compraban el carguero 777, más eficiente en consumo de combustible, o ahorraban dinero reacondicionando antiguos 747 de pasajeros como cargueros. La compañía todavía no ha anunciado sus planes para la fábrica de Everett, Washington, donde ha construído el 747, pero espera mantenerla abierta. Para construir el enorme avión, la instalación tiene casi 6 millones de metros cúbicos, lo que, según Boeing, la convierte en el edificio más grande del mundo por volumen.
Las versiones de pasajeros del avión podían transportar entre 400 y 500 pasajeros, el doble que uno de los actuales aviones de fuselaje ancho de Boeing, el 787-8 Dreamliner. Pero Boeing no ha construido una versión de pasajeros del 747 desde que entregó el último a Korean Airlines en 2017. Este último 747 irá a Atlas Air Worldwide Holdings, que operará el avión para la compañía logística suiza Kuehne+Nagel. El último avión volará a otro taller de Boeing para ser pintado y otros detalles finales, antes de ser entregado a Atlas a principios del próximo año.
En la actualidad solo quedan 44 versiones de pasajeros del 747 en servicio, según la empresa de análisis aeronáutico Cirium. Más de la mitad de ellas, 25, pertenecen a Lufthansa.
Ese total es inferior a los más de 130 aviones de pasajeros en servicio que había a finales de 2019, justo antes de que la pandemia paralizara la demanda de transporte aéreo, especialmente en las rutas internacionales en las que se utilizaban principalmente el 747 y otros aviones de fuselaje ancho. La mayoría de esas versiones de pasajeros de los jets se quedaron en tierra durante los primeros meses de la pandemia y nunca volvieron al servicio.
Pero todavía hay 314 aviones 747 de carga en uso, según Cirium, muchos de los cuales se utilizaron inicialmente como aviones de pasajeros antes de ser renovados como aviones de carga.
“El 747-8 es un avión increíblemente capaz, con una capacidad que no tiene comparación con ningún otro carguero en producción”, dijo UPS en 2020, cuando Boeing señaló que pronto dejaría de construir el avión. “Con una carga útil máxima de 139 toneladas, los utilizamos en rutas largas y de gran volumen, conectando Asia, Norteamérica, Europa y Medio Oriente”.
La versión actual del 747 mide 76,25 metros de largo, el avión comercial más largo actualmente en servicio, o aproximadamente el doble de la longitud del primer vuelo de los hermanos Wright. Tiene una envergadura de 68.3 metros.
Boeing entregó los primeros 747 de pasajeros en diciembre de 1969 a dos aerolíneas que ya no existen: TWA y Pan Am. Delta Air Lines fue la última aerolínea estadounidense en volar una versión de pasajeros del avión, también en 2017. Ese fue el último año en que los últimos vuelos de pasajeros del 747 estadounidense –tanto de Delta como de United — atrajeron a grandes multitudes de seguidores del avión, testimonio de su perdurable popularidad.