Tras la ratificación de la nota soberana que tiene México en Fitch, que se mantiene en “BBB” con perspectiva Estable, el tipo de cambio registró una nueva apreciación el viernes 16 de junio.
De acuerdo con la directora de Análisis Económico y financiero de Banco Base, Gabriela Siller, esta apreciación del peso terminará por afectar más a la economía, vía exportaciones y remesas.
Un peso fuerte encarece los productos mexicanos en el mercado internacional y se pierde competitividad frente a productos cuyas monedas están más débiles.
De manera que los exportadores reciben menos pesos por sus ventas, que a la larga alimenta una reducción de sus márgenes.
Por el lado de las remesas, tal como lo ha documentado El Economista, desde el último trimestre del 2022, están perdiendo poder de compra, impactadas por el peso fuerte y la inflación.
El responsable de la Dirección de Estadísticas Económicas y el Foro de Remesas de América Latina del Centro de Estudios Monetarios de Latinoamérica (CEMLA), Jesús Cervantes González, ha explicado que las remesas son emitidas en dólares, pero se reciben y gastan en México en pesos. Pese a la fuerza con la que están enviando estos recursos desde el exterior, al gastarlas en pesos se erosiona su poder de compra.
Menos pesos por remesas
Con información del CEMLA, se puede ver que desde el último trimestre del año pasado, la inflación y fortaleza del peso terminaron por erosionar a las remesas captadas.
Así, entre octubre y diciembre del 2022, el flujo de remesas recibidas en México experimentó una contracción de 4.2% anual en pesos constantes.
Una caída que se profundizó a 5.7% para el primer cuarto de este año, y que en marzo del 2023 ya traía una caída de 7.4 por ciento.
Para abril de este año, los hogares de México recibieron 9.7% menos recursos vía remesas en términos reales, explicado por una apreciación del peso frente al dólar de 9.8% y una inflación de 6.3%, documentada por el economista senior de BBVA, Juan José Li Ng.
Esperando al piso
La experta de Banco Base explica que hay un patrón de comportamiento del tipo de cambio desde julio del año pasado, en el que se aprecia alrededor de 7% en un periodo de dos meses y luego rebota con depreciaciones de alrededor de 4 por ciento.